Justo antes de irme de Hoi An a finales de Abril de 2017, decidí hacerme un traje a medida bastante estrafalario. Un traje que en su día llamé Traje del Emperador o Emperor’s Suit, como expresión de poder y símbolo de mi viaje por el sudeste asiático. El traje consistía en una chaqueta muy elaborada y algo futurista, una capa y unos pantalones. Todo el traje era negro menos el cuello de la chaqueta, sus botones, el cinturón de los pantalones y el reverso de la capa, que eran rojos.
A día de hoy, aún no me he puesto este traje, pues sólo lo haría en ocasiones especiales como la fiesta de Halloween o los Carnavales de mi ciudad. Hablando de mi ciudad, algunos de mis amigos se burlaron de mi nueva adquisición, pues decían que parecía un personaje cutre de una serie de anime. Lo cual en aquel entonces me cabreó bastante.
Aunque ya llevaba algún tiempo meditando y evolucionando, todavía no me había dado cuenta de lo importante que era ser bondadoso conmigo mismo y no escuchar mi ego, el cual como imaginaréis era tremendo en aquel entonces. Especialmente cuando hablaba con mis amigos de mi ciudad.
En aquel entonces, pensaba que era mucho mejor y más grandioso que ellos en casi cualquier aspecto, pues había experimentado y vivido mucho más que ellos. Había estado en muchos más lugares que ellos. Había conocido mucha más gente que ellos. Había probado muchas más actividades que ellos. Había hecho y conseguido mucho más que ellos. Sin embargo, percibía que en aquel entonces me hablaban con condescendencia a pesar de todo.
Por supuesto, aún no sabía que todo esto sólo estaba en mi cabeza, y como consecuencia les estaba mandando fotos y posteando en Facebook constantemente para restregarles en la cara a todos mi poder y mi estilo de vida. Sin embargo, lo que realmente estaba haciendo era buscar aprobación pues tenía falta de autoestima, y tan solo estaba alimentando mi ego para esconder eso.
En esta era digital, muchas veces nos pasamos bastante tiempo en Facebook y otras redes sociales para escribir y / o postear la foto perfecta que nos hará lucir ante nuestros contactos como seres envidiables, ansiados y maravillosos. Nuestro ego nos hace querer compararnos constantemente con otros y quedar por encima del resto, y las redes sociales son el mecanismo perfecto para alentar estos patrones mentales. De ahí que enfermedades como la ansiedad o la depresión estén subiendo a ritmos dramáticos.
Como dije antes, aún desconocía todo esto, y este traje tan solo fue otro de mis intentos para esconderme de mis miedos. En cualquier caso, ya estaba empezando a despertar.