El arte de vivir

En Noviembre de 2017, ya estaba asentado en Melbourne. Tenía un trabajo muy feo pero muy bien pagado y muy bien localizado, en el centro de la ciudad. Desde que dejara de vivir en España en Noviembre de 2008, siempre había soñado con trabajar en el centro de la ciudad donde estuviera, pues siempre hay muchas más opciones y cosas que hacer en los descansos para comer y al terminar la jornada. Y por fin, 9 años después, lo conseguí. Aparte me encontraba muy bien, tanto física como mentalmente.

La fealdad del trabajo comenzó a pasar factura, así que me pillé una semana de vacaciones para ir a un retiro de mindfulness en un ashram o monasterio hindú que había en las afueras, en un pueblo del estado de Victoria llamado Rocklyn, cerca de la ciudad de Ballarat. La instructora del curso era una eminencia en el mundo occidental, e incluso otros instructores fueron para aprender de ella.

El retiro se llamaba The Art of Mindful Living (El Arte de Vivir con Atención Plena) y consistía en un curso sobre cómo incorporar mindfulness y meditación a nuestras vidas diarias, desde el punto de vista occidental. Y aunque muchas de estas enseñanzas se derivaban del budismo, no había elementos religiosos en el curso. No es, por tanto, casualidad que yo me centre en el mindful living (vivir con atención plena) en mis clases, de hecho hasta el formato de mis clases es similar a lo que hacíamos en este retiro.

Las actividades del retiro en sí se mezclaban con las del propio ashram, que sí tenían componentes religiosos y eran opcionales. Por ejemplo, la noche que llegamos, como todos los días en el ashram, se hacían cánticos en una sala con una hoguera en el centro. Y justo después, tuvimos la presentación del retiro, en el que la instructora nos explicó en qué iba a consistir.

Profundizando un poco más, cada día de los tres días que duraba el retiro teníamos un horario de actividades. Comenzábamos bastante temprano, a eso de las 6 de la mañana, en la que hacíamos una sesión de meditación seguido del desayuno. Luego, la mayoría de las actividades consistían en charlas o discusiones sobre diferentes temas relacionados con el mindfulness, mezcladas con sesiones de meditación, tal y como enseño en mis clases. De hecho, gran parte de los temas que llevo a mis clases para hablar son de este retiro.

Por las tardes, el ashram organizaba una sesión de yoga nidra. Estas sesiones consistían en una meditación tumbados en la que hacíamos un escaneo completo del cuerpo. El propósito de estas sesiones era la relajación, y funcionaban tan bien que había much@s que nos quedamos dormid@s.

También por las tardes, ya casi al final del día, había una sesión de preguntas y respuestas con la instructora, y yo que ya estaba super metido en esto y tengo mucha curiosidad, tenía tantas preguntas que hacer que no tuve tiempo suficiente para hacerlas todas, luego el último día y una vez que acabamos oficialmente el retiro, me senté con la instructora y se las hice todas.

Aprendí mucho en el retiro, fundamentalmente gracias a la instructora que estuvo muy abierta a responder nuestras dudas y era una gran oradora y comunicadora. Era de esperar que fuese una eminencia en el mundo del mindfulness occidental. Y cuando volví a Melbourne noté que había recuperado la felicidad y consciencia que me había dejado en las semanas anteriores, y tomé las decisiones adecuadas para mi bienestar. Pero como todo en la vida, temporalmente.