Sexo en Melbourne

A finales de Agosto regresé a Melbourne, y se renaudó así físicamente mi nueva relación, pues comenzó justo antes de irme de vacaciones. Todo era genial con ella, pues nunca duscutíamos, siempre reíamos y hacíamos de todo juntos. Al mismo tiempo, existía total respeto por el espacio de cada uno. Fue una relación casi perfecta y sin duda mi mejor relación hasta la fecha.

Claro que esa era mi percepción. Y es que aunque hacíamos de todo juntos, había una cosa que no hacíamos: tener sexo. Mi expareja tenía una visión diferente al respecto comparado con el mundo occidental, y sin entrar en detalle digamos que le daba mucha más importancia que yo a la cuestión, lo que causaba negativas y abrumación ante posibles acercamientos.

A mí no me importaba en absoluto y quería que se sintiese cómoda al respecto, ergo no le presioné en ningún momento (o al menos eso creo) a pesar de mis ganas. En parte porque para mí el sexo no era importante y estaba feliz con ella. Esta visión que tengo sobre el sexo se debe a que, internamente y según todas mis experiencias, he disfrutado más del sexo yo solo que en pareja. Esto es sólo mi opinión y estoy seguro de que otras personas tienen otra visión al respecto; como he dicho muchas veces tanto aquí como en mis clases es primordial saber escucharse un@ mismo y actuar en consecuencia, independientemente del mundo externo.

A pesar de sus esfuerzos durante un tiempo, mi expareja nunca llegó a sentirse cómoda al respecto, y decidió abandonar y terminar la relación, aunque a mí no me importara que no tuviésemos sexo en aquel entonces.

Sin embargo, al terminarse la relación aprendí que, a pesar de mis experiencias y de que sigo afirmando lo que dije más arriba, entendí que el sexo sí que es una forma de comunicación física, íntima e importante que también contribuye con el bienestar de una relación sentimental. Entendí que era mejor que no hubiese tabúes tampoco en este tema, pues es una expresión de vulnerabilidad el comunicar a tu pareja también cómo te sientes sexualmente, sabiendo escucharla pero sin ignorar tus emociones internas.