Uno de mis rituales diarios más importantes es el de la escritura libre, que consiste en escribir todo lo que se me pase por la cabeza lo más rápidamente posible y sin ningún tipo de filtro. Inicialmente, me lo recomendó mi psicólogo en Chiang Mai, pero meses más tarde en Estrómboli también nos lo recomendaron en un seminario sobre productividad.
En caso de cometer errores, da lo mismo: basta con seguir escribiendo sin corregirlos. Esto es importante, ya que pone en práctica el principio de aceptación del mindfulness, observando y dejando ir (errores al escribir en este caso).
Yo intento escribir 750 palabras al menos, aunque normalmente terminan siendo más. Es importante también no tener distracciones de ningún tipo cuando se realiza, y escribirlo todo de una sola vez. Sirve de mucho para conectar la consciencia con el subconsciente, o dicho de otro modo, sirve para establecer una relación saludable entre la mente racional y la mente emocional. Y es que al fin y al cabo, todas las emociones salen a la luz y son trasladadas al mundo racional y físico de un papel (o Word o lo que sea). Esta conexión nos sirve para reducir frustación y sufrimiento considerablemente, ya que generalmente estas emociones negativas tienen su origen en una desconexión o conflicto entre las dos mentes: una de ellas nos dice una cosa y la otra nos dice lo contrario.
También voy a aprovechar esta oportunidad para compartir varias observaciones personales sobre esta actividad:
1. Si me encuentro cansado, tiendo a cometer más errores.
2. Ocasionalmente, tengo pensamientos o emociones en las profundidades que tardan un poco en salir; hasta entonces sólo pensamientos o emociones más superficiales salen al papel. En esta superficialidad, tiendo también a cometer bastantes errores.
3. Cuando mi atención está centrada en estas profundidades, suelo cometer menos errores y escribir más rápido.
4. Cuando estoy presente y centrado en la actividad en cuestión no suelo cometer errores y escribo con más calma.
5. En ocasiones he observado que he cometido algún error, y de forma automática he intentado ocultarlo sin corregirlo. Por ejemplo, escribiendo algo más que haga que el error encaje correctamente, engañándome a mí mismo. Es una mala práctica, pues va contra la aceptación, pero el darme cuenta y escribir posteriormente sobre ello es positivo para desaprender costumbres que no me hacen bien.
Estas son sólo algunas de mis experiencias personales, las cuales pueden ser diferentes para cada un@. Pero en definitiva, como en la vida misma, cuanto más centrados estemos en el momento presente y con nuestras emociones y pensamientos, menos errores cometemos.
Como dije al principio, este es uno de mis rituales diarios más importantes y lo recomiendo encarecidamente a todo el mundo, independientemente del contexto o situación.