Nyepi

A principios de marzo de 2019, regresé a Bali con un buen amigo con el que tenía bastantes cosas en común, lo cual me sirvió como retiro espiritual para reconectar con mi interior después de terminar mi última relación destructiva.

Volví exactamente al mismo lugar en el que estuve meses antes: Ubud. Alquilamos una villa cerca del Yoga Barn: una villa con multitud de salas en las que hacían actividades relacionadas con el yoga y la salud: clases de yoga de todos los estilos y formas, meditaciones de varios tipos, charlas y hasta baile extásico. También tenían una zona habilitada para perros y otros animales de compañía, así como un restaurante / cafetería en el que sólo servían comida vegetariana y vegana y productos frescos y naturales. En resumen, aquello era el paraíso para yoguis, jipis y, como no, para practicantes de mindfulness como el que aquí escribe.

Y debido a que en Bali eran 3 horas menos que en Melbourne, fue fácil tanto para mi cómplice de aventuras como para mí (más para él que para mí, debo reconocer) el seguir la siguiente rutina mientras estábamos aquí:

1. Levantarnos a las 6:30 de la mañana
2. Caminar 20 minutos hasta el Yoga Barn en ayunas
3. Ir a clase de Yoga Kundalini o Chi Kung de 7:30 a 9:00 de la mañana, aún en ayunas
4. Desayunar
5. Ver cosas a partir de las 10 de la mañana
6. Almorzar en torno a las 12
7. Seguir viendo cosas
8. Cenar en torno a las 7 de la tarde
9. Volver a la villa para hablar, jugar a las cartas, leer o escribir
10. Ir a dormir en torno a las 21:30

En resumen, una maravilla. Aparte no bebimos nada de alcohol (salvo 1 cerveza un día que fuimos a la Echo Beach en Canggu) y sólo comimos comida sana.

Hubo un día, sin embargo, en el que no pudimos hacer esta rutina: el día antes de regresar a Melbourne. Y es que resultó, sin nosotros saberlo, que era el día de año nuevo hindú o Nyepi. Pero antes de explicar en qué consiste el Nyepi, voy a explicar lo que ocurre en la noche antes (o vísperas, lo que en España conocemos como Nochevieja).

La noche antes del Nyepi hubo una celebración inmensa con multitud de gente en procesiones. Estas procesiones tenían lugar en múltiples localizaciones, con la suerte de que una de las más grandes se celebraba en Ubud y no muy lejos de donde estábamos. Las procesiones consistían en actuaciones, bailes, música estridente a ritmo de tambor y platillo, fuego, mucho humo de colores y, sobre todo, batallas de Ogog: unos monstruos gigantes hechos de plástico y papel que los procesionistas cargaban sobre sus hombros y que movían rápidamente sin seguir ninguna línea o patrón, moviendo a las multitudes a su paso.

Después de la epicidad de la víspera del Nyepi tenía lugar el Nyepi en sí. Básicamente, en este día todo Bali cierra del todo desde las 6 de la mañana hasta las 6 de la mañana del día siguiente. Y cuando digo todo, me refiero a todo: incluso las operadoras de teléfono dejan de funcionar, con lo cual no funciona internet. Tampoco se puede encender la luz ni siquiera salir a la calle, pues te pueden multar por ello. Esto también significa que tampoco hay nada de tráfico, pues hasta las carreteras e incluso el aeropuerto cierran. Todo este apagón tiene como propósito que todos los residentes y visitantes empleen este día para meditar, ayunar y reconectar con su entorno.

Jamás vi ni experimenté nada igual en ninguna otra parte del mundo. Yo compré una comida para llevar el día anterior: un curry de pescado, que fue lo que comí en todo el día. Sin embargo, salvo a primera hora de la mañana, no sentí hambre. Medité durante una hora, hice ejercicio media hora, y el resto del tiempo me dediqué a leer, escribir y hablar con mi amigo y compañero de viaje. También tuve tiempo para recuperar la consciencia y reflexionar sobre mi pérdida de la misma durante mi última relación destructiva, así como para pensar sobre qué era lo que quería hacer realmente una vez regresase a Melbourne.

Y así, una vez más, gracias al aislamiento forzado y al no tener multitud de distracciones y planes en mi mente, volví a despertar y a hacerme consciente de lo importante que es simplemente parar y no hacer nada para simplemente observar que es lo que ocurre internamente dentro de nosotr@s, especialmente cuando tenemos pensamientos o emociones negativas, y actuar en base a lo descubierto durante esta fase de introspección.