Volviendo a despertar

En Agosto de 2018 estaba de nuevo en Cádiz, mi ciudad. Me encontraba bastante bien, tanto física como mentalmente, simplemente adquiriendo y poniendo en práctica aquellos conocimientos como que menos es más, que no hay nada (o casi nada) urgente, y la importancia de hacer sólo una cosa en cada momento y evitar entrar en modo multitarea.

Fue entonces también cuando comencé a dar clases de mindfulness a desconocid@s, para compartir todo lo que había aprendido y ayudar a otras personas. En cierta medida, era una forma de contrarrestar mi egocentrismo del pasado y mi implicación en el capitalismo destructivo en el que me había visto envuelto por mi trabajo, aunque en realidad para mí lo importante era (y es) contribuir muy humildemente con hacer de este mundo un lugar mejor para vivir para tod@s los seres. También se dice que si quieres aprender algo de verdad, lo mejor que puedes hacer es enseñarlo. Así que terminé montando un grupo en Meetup y creando una página en Facebook, así como remodelé un poco este blog.

A la primera clase sólo vino una persona junto a mi hermana, aunque poco a poco fueron viniendo más personas interesadas. Tuve varios problemas para encontrar un lugar apropiado para dar las clases, luego al principio estuve cambiando de lugar tras cada clase, hasta que encontré algo más permanente.

Una vez más, fue un verano maravilloso, aún mejor que el anterior, en el que estuve haciendo muy poco pero todo de forma muy consciente. Me uní a un grupo donde practicaban yoga en la playa, y retomé mis clases de salsa y bachata. Mis propias clases también me fueron muy beneficiosas para mi bienestar, pues el contar todo lo que había aprendido me servía para recordarlo todo y tenerlo muy presente. También hice varios viajes, esta vez cortos, con amig@s y para ver a otr@s. Nada de viajes largos en soledad y sin conocer a nadie realmente, pues ya era consciente de la importancia que tenía para mí el estar en un entorno sin únicamente conexiones transicionales con la gente, sino rodeado de amig@s y relaciones de verdad.

Conocí a gente maravillosa entre una cosa y otra, pero debo de hacer una mención especial a alguien que conocí curiosamente por Tinder, un día que volvía de Sevilla en tren. A pesar de que nunca me atrajo sexualmente, seguimos quedando debido a que tenía una conexión muy fuerte con ella, y pronto se convirtió en una de mis mejores amigas. Es probablemente la persona más empática y con mayor capacidad de aceptación que he conocido jamás, tanto que incluso cuando quería que lo nuestro fuese a algo más, fue capaz de aceptarlo y de seguir quedando y hablando como siempre, sin apego y viviendo el momento presente, cada momento. Y todo sin ni siquiera haber practicado mindfulness jamás.

En Noviembre ya me estaba quedando de nuevo sin dinero y el verano estaba de nuevo yéndose a Australia, luego era el momento e regresar a Melbourne. Pero ya, sin lugar a dudas, había vuelto a despertar.