Cómo hacer value investing en criptomonedas

Durante un tiempo, llevo escuchando en podcasts y canales de value investing criticar a Bitcoin y a todas las criptomonedas. Todos vienen a decir que estos activos no tienen ningún valor intrínsico real. Dicen que son muy volátiles y peligrosos, e incluso que son utilizadas por criminales para mover y ocultar pasta.

En parte, yo estoy de acuerdo con las dos últimas de estas tres afirmaciones. Sin embargo, creo que ninguna de ellas sirve para calificar a todas las criptomonedas como malas inversiones. Es por ello que me he animado a escribir este artículo. Voy a intentar explicar por qué pienso que sí que se puede aplicar value investing en criptomonedas. Para ello, voy a exponer y desgranar cada una de las tres afirmaciones que formulé antes.

Empezamos.

«Las cryptos no tienen ningún valor intrínseco real»

En el value investing, se pretende comprar empresas cuya capitalización en el mercado sea menor (idealmente mucho menor) que su valor intrínseco. Para ello, se investiga todo lo necesario para tener la mayor certeza posible de que esto siga siendo así durante mucho tiempo. De hecho, lo ideal sería que esto fuera así para siempre. Para calcular este valor intrínseco o fair value de una empresa, se realiza un análisis fundamental de la misma. Se utilizan varios parámetros para dicho cálculo. Por ejemplo, el flujo de caja, los beneficios obtenidos en el pasado, proyecciones de crecimiento en el futuro, etcétera.

Bien, pues aquellos inversores que he visto realizar esta afirmación dicen que las criptomonedas no están respaldadas por ninguna empresa. Dicen que Bitcoin, al ser un activo completamente descentralizado, no se puede asociar a ninguno de los parámetros que mencioné antes. Argumentan que no se puede analizar desde una perspectiva puramente fundamental. Según ellos, el ascenso meteórico que ha experimentado tanto Bitcoin como otras crypto se debe únicamente a la especulación. Incluso he escuchado a alguno directamente decir que Bitcoin es rat poison (veneno para ratas).

No me malinterpretéis; yo admiro a Warren Buffet y soy fan de todos estos inversores. En cierto modo, son mis maestros y coincido con ellos en casi todo. Digo casi todo porque precisamente discrepo con todas estas críticas, y ahora explicaré por qué.

En el value investing, se pretende comprar empresas cuya capitalización en el mercado sea menor (idealmente mucho menor) que su valor intrínseco.

Para empezar, tengo la sensación de que estos inversores meten a todas las criptomonedas en el mismo saco. Como si todas ellas fuesen parecidas o incluso iguales a Bitcoin. Esta sobresimplificación creo que sólo puede justificarse desde el desconocimiento o la falta de estudio. Digo esto porque, ya de entrada, necesito hacer esta distinción para poder explicar por qué creo que sí es posible aplicar value investing aquí. Al fin y al cabo, decir que es lo mismo comprar Bitcoin y Ethereum es igual que afirmar esto sobre Apple y Microsoft. Es más, creo que las criptomonedas son más diferentes entre sí que las empresas tradicionales, pero no voy a entrar ahí.

Como he dicho, al igual que para analizar empresas, necesito escoger varias criptomonedas concretas para exponer mi tesis. No puedo agruparlas a todas como si fuesen un único activo financiero. Como no podía ser de otra manera, la primera que voy a escoger es la crypto por excelencia, la más antigua y conocida: Bitcoin.

Decir que es lo mismo comprar Bitcoin y Ethereum es igual que afirmar esto sobre Apple y Microsoft.

Los bloques de Bitcoin se pueden minar resolviendo complicados problemas matemáticos. En esencia, esto es lo mismo que crackear un hash por fuerza bruta, probando millones de combinaciones posibles. Aunque podría hacerlo, no quiero entrar en detalles muy técnicos en esta explicación, pues no creo que sean relevantes. Lo importante aquí es que este proceso de minado de bloques es la única forma de generar nuevos Bitcoins. Para llevarlo a cabo, se necesita de unos componentes electrónicos que no están al alcance de cualquiera. El coste de dichos componentes es bastante elevado, y recientemente se han vuelto escasos también. Más concretamente, me estoy refiriendo a las tarjetas gráficas que se utilizan en ordenadores de altas prestaciones. Además, el proceso de minado le mete bastante caña al procesador gráfico o GPU de estas tarjetas. Esto se traduce en un gran consumo de electricidad.

Es decir, que para poder minar Bitcoins se necesita forzosamente hacer dos gastos: una inversión en el hardware necesario de entrada, y electricidad después de forma periódica. Por tanto, cuando alguien compra Bitcoin directamente en el mercado, se podría decir que está compensando a terceros por los esfuerzos y los gastos que estos incurrieron para generarlos.

Al principio, cada bloque minado generaba 50 Bitcoins, que eran repartidos entre todos los que participaron en la minería. Sin embargo, cada cuatro años aproximadamente, el número de Bitcoins generados por cada nuevo bloque se divide entre dos. A esto se le conoce como halving. Actualmente, en mayo de 2021, este número es ya 6.25, pues el tercer halving tuvo lugar en mayo de 2020. La idea es que esto siga siendo así, alcanzando un máximo de 21 millones de Bitcoins en el año 2140, y ninguno más.

Entre otras cosas, todo esto provocó que rápidamente Bitcoin se comparase con el oro como reserva de valor. Al fin y al cabo, tanto minar Bitcoin como minar oro requiere de gastos y esfuerzos. Además, ambos tienen un suministro limitado debido a que no se pueden crear de la nada. Ningún gobierno ni banco central de turno puede imprimirlos.

Algunos defensores de Bitcoin dicen que esta crypto es incluso mejor que el oro. Se dice que es más difícil de confiscar, y mucho más sencillo y barato de almacenar. Además, se sabe con exactitud cuál será su suministro en circulación en cualquier momento en el tiempo. Sin embargo, algunos detractores también dicen que Bitcoin no es un activo real debido a que no es tangible. De hecho, este suele ser uno de los argumentos más utilizados por los inversores que yo sigo para criticarlo.

Yo no estoy de acuerdo con esto último. En realidad, la mayor parte del oro se compra a través de ETFs, bonos y otros activos financieros. A todos ellos se les llama paper gold o oro en papel, los cuales tampoco son bienes tangibles.

En cualquier caso, no voy a tener en cuenta ninguno de estos argumentos a favor o en contra respecto a si Bitcoin es mejor o peor que el oro como reserva de valor, y simplemente me voy a limitar a intentar hacer esta comparación de manera agnóstica para determinar cuál sería el valor intrínseco o fair value de Bitcoin en dólares americanos. Para ello, habría que hacer un análisis profundo respecto a los suministros de ambos activos, su evolución en el tiempo, la inflación, etcétera.

Habrá un máximo de 21 millones de Bitcoins en total en el año 2140, y ninguno más.

Me temo que yo no tengo los conocimientos suficientes para poder elaborar un análisis de tal calibre. Sin embargo, y por suerte para todos, un analista financiero conocido por el pseudónimo PlanB hizo este trabajo no una, sino dos veces. La primera vez fue en el año 2019, cuando sacó un artículo en su blog para exponer un modelo que había elaborado específicamente para este propósito, al cual bautizó como Stock-to-Flow o S2F. Además del oro, también utilizó la plata para crear este modelo.

PlanB se dio cuenta de que había una correlación de nada menos que el 95% entre su modelo y la evolución del precio de Bitcoin. Además, determinaba que el valor intrínseco de un Bitcoin iba a ser de 55.000 USD tras el halving de Mayo de 2020. Un año después de publicar este modelo S2F y aún antes del halving de Bitcoin, PlanB regresó con su segundo trabajo respecto a todo esto, exponiendo un nuevo modelo al que llamó Stock-to-Flow Cross Asset o S2FX. El S2FX consistía en una mejora del S2F, incluyendo otros activos en el estudio como el agua o el dólar americano. Su correlación con el precio histórico de Bitcoin era aún mayor, llegando al 99.7%. En cuanto al valor intrínseco, este modelo lo situaba en 288.000 USD tras ese mismo halving.

Ambos artículos de PlanB son bastante densos, y ya me he extendido bastante como para entrar a explicarlos con más detalle, así que os invito a que los leáis, especialmente a aquellos que seáis inversores tradicionales. Os dejo los enlaces abajo.

El S2FX consistía en una mejora del S2F, incluyendo en el estudio otros activos como el agua o el dólar americano. Su correlación con el precio histórico de Bitcoin era aún mayor, llegando al 99.7%.

No obstante, como dije al principio, el mundo de las criptomonedas no se reduce sólo a Bitcoin, pues todas las cryptos suelen ser bastante diferentes entre sí desde una perspectiva de value investing. Es por ello que voy a analizar otra crypto más para reforzar mi hipótesis, la cual se llama Celsius o CEL. Se trata de una de las llamadas altcoins, bastante menos conocida que Bitcoin, y muy diferente a esta. Para empezar, Celsius es una crypto centralizada, no descentralizada como Bitcoin. Celsius fue creada por una empresa llamada «Celsius Network», cuyo CEO es lo que se denomina un serial entrepreneur o emprendedor en serie, reconocido entre otras cosas por patentar la tecnología VOIP hace años.

El modelo de negocio de Celsius Network es parecido al de un banco tradicional, en el que la gente puede depositar y sacar dinero a través de una app, así como pedir préstamos. Sin embargo, la empresa tiene un par de características que en mi opinión son disruptivas, y que la diferencian de cualquier banco al uso. En primer lugar, los usuarios pueden decidir qué activos desean depositar en su cuenta entre un número creciente de criptomonedas que la empresa va añadiendo, a diferencia de una única moneda fiat como es el euro. En segundo lugar, los intereses ofrecidos por mantener esos activos en la cuenta son mucho más altos que los que ofrece cualquier banco, mientras que los intereses a pagar por los préstamos solicitados son mucho más bajos.

Estas condiciones tan ventajosas para los clientes son posibles debido a que Celsius Network sólo se queda con el 20% de todos los beneficios, mientras que el 80% restante lo reparte entre sus usuarios a través de esos intereses. Tanto sus beneficios como los pagos que van realizando, así como otros datos relevantes para clientes e inversores, pueden consultarse en su página web, la cual os dejo abajo. También os dejo el enlace de un análisis que realizó el fondo de inversión Alpha Sigma Capital en marzo de 2021, el cual recomiendo encarecidamente que os leáis, especialmente si eres uno de aquellos inversores que aún piensa que todas las criptomonedas son veneno para ratas.

En cuanto a su propia criptomoneda, el CEL, se puede comprar y depositar también en la app para obtener bonificaciones en todas las criptomonedas soportadas en la app, tanto para pedir préstamos como para recibir ingresos. Cuanto mayor sea el porcentaje de CEL que se tenga respecto al total de todos los activos de la cuenta, mayor será el nivel de la cuenta, y mayores serán estas bonificaciones. Además, a la hora de recibir estos intereses por cada crypto depositada, se puede elegir recibirlos en CEL en lugar de la crypto en cuestión, lo cual también trae consigo otra bonificación más.

Estas condiciones tan ventajosas para los clientes son posibles debido a que Celsius Network sólo se queda con el 20% de todos los beneficios, mientras que el 80% restante lo reparte entre sus usuarios a través de esos intereses.

En definitiva, lo que Celsius Network pretende con este sistema es premiar a sus propios inversores, al igual que ocurre con las bonificaciones u ofertas exclusivas que otorgan algunas empresas a sus accionistas en sus propios productos o servicios. Y es que al fin y al cabo, Celsius Network utiliza CEL como si fueran sus propias acciones, como muchas otras empresas de este mundillo. Sin embargo, al tratarse de una empresa privada de Estados Unidos que no se encuentra aún en ninguno de los mercados bursátiles públicos de ese país, nadie puede entrar en la bolsa para comprar acciones de Celsius Network. No obstante, cualquiera puede comprar CEL en cualquiera de los exchanges donde se encuentra disponible.

Lo que vengo a decir con esto es que el mercado de las criptomonedas permite a empresas privadas como Celsius Network liberarizarse y captar inversores de todo el mundo bajo la ley de oferta y demanda, sin tener que pasar por un proceso de IPO que está regulado y controlado por unos pocos.

Algunos podrían decir que esta falta de regulación convierte a estas empresas en entidades mucho más peligrosas donde invertir, a que yo respondería diciendo que esto depende de la confianza que uno tenga en los organismos que llevan a cabo esa regulación. También se dice que estas criptomonedas no son para nada como las acciones de la empresa debido a que estas se pueden destruir o diluir entre todos los inversores al antojo del CEO de turno. Sin embargo, ¿acaso esto no puede ocurrir también con las acciones de una empresa?

«Las cryptos son muy volátiles y peligrosas»

Creo que esta afirmación es cierta para la mayoría de ellas, pero no para todas. Según los principios del value investing, la volatilidad y las fluctuaciones en el precio de un activo a corto plazo son ruidos, y lo mejor que se puede hacer al respecto es ignorarlos. Nuestra misión como inversores es encontrar y comprar activos que estén muy baratos según un análisis fundamental.

Por tanto, que Bitcoin por ejemplo tenga movimientos del 20% en cuestión de horas, no creo que sea un argumento válido para tacharla de mala inversión si tras analizarla consideramos que está infravalorada. No obstante, sí que es cierto que la mayoría de las criptomonedas no se sostienen por nada más allá del hype o los tweets de Elon Musk, como por ejemplo Dogecoin o Shiba Inu. Sin embargo, ¿acaso esto no es así también con la mayoría de las empresas que cotizan en bolsa? ¿Qué fue lo que pasó por ejemplo con GameStop a principios de 2021?

«Las cryptos se utilizan para mover y ocultar pasta»

Como he implicitado antes, creo que la mayoría de las criptomonedas son estafas o scams. Sin embargo, la mayoría de ellas operan en un blockchain que es público y cuyas transacciones pueden ser consultadas por todos, por lo que no constituyen un medio efectivo para mover y ocultar dinero precisamente. Si bien es cierto que existen algunos blockchains opacos como el de Monero, a día de hoy la inmensa mayoría de los movimientos oscuros se siguen realizando con dinero en efectivo.

Lo que vengo a decir con esto es que creo que la mayoría de los que dicen que las criptomonedas sólo sirven para hacer el mal utilizan argumentos radicalmente falsos. La razón por la que creo que la mayoría de ellas son scams no se debe a una ocultación de actvidades económicas, sino a estafas más elaboradas como pump and dump o ponzi. En esencia, estos scams consisten en técnicas de manipulación del mercado para inflar artificialmente los precios de alguna criptomoneda, con la intención de engañar a las masas para que metan su dinero. Podéis leer más sobre estas formas de estafa en los enlaces que he puesto abajo.

Estas manipulaciones en el mercado de valores son completamente ilegales en la bolsa, y en más de una ocasión a alguna empresa le han metido un puro por este tipo de prácticas. Sin embargo, la falta de regulación en el mercado de las cryptos hace que aún sea posible perpetuarlas allí. Yo personalmente, creo que todos deberíamos ser responsables de lo que hacemos en el mercado e investigar con diligencia para no dejarnos engañar, en lugar de tener a un grupo de personas que nos impongan sus reglas de juego.

Nuestra misión como inversores es encontrar y comprar activos que estén muy baratos según un análisis fundamental.

Dicho esto, creo que si un inversor hace un buen trabajo de investigación, encontrará que no todas las cryptos son scams. Como dije antes, hay empresas, proyectos, innovación y utilidad detrás de algunas de ellas. Desde el value investing, se trata de encontrar estas criptomonedas dentro de la marabunta, comprarlas cuando estén por debajo de su valor intrínseco, y venderlas cuando lo superen (idealmente nunca).

Hasta aquí mi opinión al respecto. No iba a decir nada, pero escuché tantas críticas a las cryptos últimamente que me entraron ganas de escribir esto. Dentro de un par de semanas volveré por aquí con una nueva entrega de 1 stock, 1 crypto. ¡Hasta entonces!

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