Cabeza y Corazón

Durante toda mi estancia en Ko Phangan, viví en un AirBnb que consistía en un bungalow de madera en la jungla, a la orilla de una playa muy tranquila. El bungalow era muy rústico. Ni siquiera podía cerrar la puerta bien, y tuve muchos visitantes de la jungla casi todas las noches: arañas gigantes, lagartos, gusanos, manadas de mosquitos e incluso ranas.

El arrendatario era un señor mayor francés que se mudó a la isla hacía muchos años, y estaba casado con una mujer tailandesa. Su hijo también estaba allí. Me invitaron varias veces a cenar con ellos y eran muy simpáticos.

No sólo alquilaban un bungalow; tenían muchos. Y creo que había 3 más donde me estuve quedando. Poco después de que llegara a finales de Enero, una chica se nos unió y se iba a quedar con nosotros unas semanas.

Admito que me gustó desde el primer momento que la vi porque me pareció muy mona y cariñosa. Empecé a hablar con ella y averigüé que ella también estaba involucrada en esta filosofía de estar consciente y atenta en el momento presente. De hecho, era profesora de algo llamado yoga Kundalini, que fue la primera vez que escuché eso a pesar de haber estado haciendo yoga durante bastante tiempo.

Ella estaba bastante más adentrada en esto del mindfulness que yo. Algun@s podrían pensar que estaba loca por la forma que tenía de hablar. Aún así, a su manera, tenía bastante sentido para mí y realmente me gustaba.

Un día, fuimos a un vegano con vistas al mar, y nos sentamos en unos cojines en el suelo. Hablamos durante horas mientras contemplamos el atardecer, y le confesé que me gustaba.

Entonces recordé que se iba a ir en unos días y eso me echó para atrás. Al día siguiente, quedamos de nuevo y hablamos sobre ello. Ella decía que no sentía mucha química y yo le contesté que me echaba para atrás que se iba a ir muy pronto.

No nos pusimos de acuerdo en cómo se debería afrontar esa situación. Ella argumentaba que yo debería simplemente hacer caso a los deseos de mi corazón, y hacer todo lo que fuera posible por estar con esa persona. Decía que no intentarlo debido a las dificultades mostraba falta de confianza en mí mismo y poca autoestima por mi parte. Añadió que esto fue lo que a ella le hizo recular, y que si creía en ello y mostraba un amor incondicional por la otra persona, esa persona terminaría enamorándose de mí también.

Por el contrario, yo le comenté que todo el mundo es reemplazable, y que la gente va y viene como los sentimientos y pensamientos. Dije que, aunque fuera un poco doloroso, el corazón se cura y termina encontrando a alguien más apropiado y más fácil de conseguir, logísticamente hablando.

Creo que aprendimos mucho el uno del otro, o al menos yo lo hice. Me consideraba muy pragmático y lógico, mientras que ella era más espiritual y devota.

Eventualmente nos dijimos adiós, pero seguimos en contacto. Y aún hablamos a veces. Ella influyó en mis creencias, las cuales contribuyeron a mi transformación. No obstante, hablaré más sobre ello más adelante.