En las profundidades

En Mayo de 2019 todo me iba muy bien. Mi rendimiento en el trabajo alcanzó la cima, y mis relaciones con mis amigos me hicieron sentir muy feliz y agradecido por ellas. Volví a conectar con mi interior y comencé de nuevo a hacer y decir todo aquello que resonaba con mis valores y principios y con mi ser. Así como volví de nuevo a rechazar aquellos planes o quedar con personas que no me hacían sentir bien.

Este nuevo despertar se produjo en un contexto diferente a cuando estaba en Cádiz, pues Melbourne no tenía nada que ver con mi ciudad: es una ciudad grande donde siempre hay cosas que hacer, y conocía por ello a muchísima más gente allí. Es por ello que despertar en este contexto es más difícil y profundo, pues en resumen me supuso ser más selectivo y organizado a la hora de quedar y hacer planes.

Todo ello me trajo felicidad, armonía, tranquilidad y una mejora en mi rendimiento tanto como desarrollador web así como instructor de mindfulness. Y por supuesto, este estado de luz hizo que atrajese a mucha más gente a mi alrededor. Entre ellas, una chica con la que empecé a salir.

En esta ocasión seguí mis principios y no caí en errores pasados, intentando agradar a la otra persona dejándome a mí mismo de lado. En su lugar, continué haciendo mi vida y pasando mi tiempo con aquellas personas y haciendo aquellas cosas que me hacían sentir bien, y cada vez que había algo que ella hacía y no me gustaba se lo decía de forma íntegra y sin temor, siguiendo los cinco acuerdos. Comencé a tomar consciencia de cómo me sentía cada vez que me escribía o decía algo, y en lugar de reaccionar ante estos chutes de dopamina inmediatamente, dejaba el móvil en modo avión como había estado haciendo, hasta que terminara lo que estuviera haciendo en ese momento antes de responder, y comencé a responder con atención plena sobre mis emociones y sobre aquello que estaba transmitiendo.

En resumen, mi práctica de mindfulness junto con mis experiencias pasadas hicieron que mi percepción de la vida se centrase en las profundidades de mi ser, donde la presencia del ego era muy pequeña.